Los laboratorios farmacéuticos Lilly han encendido una pequeña luz al final del larguísimo túnel del Alzheimer con el anuncio de un nuevo fármaco, el Solanezumab, que, según las últimas pruebas realizadas en humanos, es capaz de reducir la pérdida de memoria en un 34% en los pacientes que se encuentran en una primera fase, con síntomas de leves. Sin embargo hay que señalar que su ‘efectividad’ no se produce en pacientes con síntomas moderados o avanzados y que tampoco protege significativamente contra el deterioro de las funciones físicas.
Según las explicaciones ofrecidas por Lilly, el Solanezumab actúa bloqueando la proteína beta amiloide que forma depósitos de placas en el cerebro, a los que hoy por hoy se consideran los causantes del Alzheimer. El nuevo está listo para salir al mercado, pero todavía necesita la aprobación de la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA), y el camino no va a ser precisamente de rosas, aún teniendo presente el hecho de que actualmente no existe ningún medicamento capaz de retrasar el avance de la enfermedad de Alzheimer. Desde el Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de la Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos), el doctor Ronald Petersen, se muestra cauteloso al considerar que “Lo que se ve en los datos es estadísticamente significativo. Pero es difícil decir que esto será clínicamente significativo”.
Probablemente serán necesarios más ensayos y estudios clínicos antes de tomar una decisión sobre la comercialización del Solanezumab, pero sus creadores están seguros de que la hipótesis sobre la que han estado trabajando las últimas dos décadas para frenar el desarrollo del alzhéimer son correctas.
El Alzheimer, el tipo de demencia más común, afecta a 430.000 personas en España y cerca de los 35 millones en todo el mundo; una cifra que seguirá creciendo y para la que hasta ahora los únicos fármacos comercializados son efectivos tan solo para aliviar algunos de los síntomas.